El guardaespaldas amnésico de Diana rompe el silencio.

El 31 de agosto de 1997, Diana, princesa de Gales, murió en un accidente automovilístico en el túnel del Pont de l’Alma en París, Francia. Casi tres décadas después, su fallecimiento sigue siendo uno de los momentos más comentados de la historia moderna de la realeza. Aunque muchos libros, documentales y entrevistas han explorado sus últimas horas, las investigaciones oficiales tanto en Francia como en el Reino Unido concluyeron que su muerte fue consecuencia de un trágico accidente —y no de un acto criminal.

La noche del accidente
Según la investigación judicial francesa y el informe de la Operación Paget del Reino Unido, la princesa Diana, su compañero Dodi Al-Fayed y su chofer Henri Paul salieron del Hotel Ritz de París poco después de la medianoche del 31 de agosto de 1997. Estaban intentando evadir a los fotógrafos apostados frente al hotel.

El automóvil, un Mercedes-Benz S280, entró al túnel del Pont de l’Alma a gran velocidad y chocó contra el decimotercer pilar. Henri Paul y Dodi Al-Fayed murieron en el lugar. Diana fue trasladada al Hospital Pitié-Salpêtrière, donde fue declarada muerta varias horas después. Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas de la pareja, sobrevivió pero sufrió heridas graves.

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Causa oficial de la muerte

La investigación francesa concluyó en 1999 que el accidente fue provocado por la conducción a alta velocidad de Henri Paul, quien se encontraba bajo los efectos del alcohol y de medicamentos recetados, lo que afectó su capacidad para manejar el vehículo de manera segura. Esta conclusión fue respaldada por los informes toxicológicos.

En 2008, el jurado de la investigación en el Reino Unido emitió un veredicto de “homicidio ilegal” debido a la conducción gravemente negligente de Henri Paul y de los paparazzi que perseguían el automóvil. El juez Lord Justice Scott Baker, quien presidió la investigación, subrayó que no existían pruebas creíbles de una conspiración para causar la muerte de Diana.

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El papel de los cinturones de seguridad

Las pruebas presentadas durante la investigación confirmaron que ninguno de los ocupantes del asiento trasero —la princesa Diana ni Dodi Al-Fayed— llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento del accidente. Expertos del Transport Research Laboratory del Reino Unido declararon que el uso de cinturones habría aumentado significativamente las posibilidades de supervivencia.

Trevor Rees-Jones, el único sobreviviente, sí llevaba puesto el cinturón de seguridad, lo que, según los investigadores, fue un factor clave para salvarle la vida.

Declaraciones del personal de seguridad

Lee Sansum, exmiembro del equipo de seguridad de Diana durante sus vacaciones de verano de 1997 en St. Tropez, ha hablado públicamente en años posteriores sobre los protocolos de seguridad. En entrevistas, ha recalcado la importancia de usar cinturones de seguridad y expresó su convicción de que esta medida podría haber cambiado el desenlace.

Sin embargo, Sansum no estuvo presente en París aquella noche ni participó directamente en los acontecimientos que condujeron al accidente. Sus recuerdos se refieren principalmente a los períodos anteriores, cuando trabajó con Diana durante vacaciones y apariciones públicas.

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La vida de Diana bajo el ojo público

Diana Frances Spencer se casó con Carlos, príncipe de Gales, en 1981 y rápidamente se convirtió en una de las mujeres más fotografiadas del mundo. Conocida por su labor benéfica —en especial sus campañas contra las minas antipersona y su apoyo a la concienciación sobre el VIH/SIDA— se ganó el apodo de “la Princesa del Pueblo”.

Su separación del príncipe Carlos en 1992 y el posterior divorcio en 1996 intensificaron el interés mediático por su vida privada. En el momento de su muerte, Diana ya no formaba parte de la familia real, pero conservaba su título de Diana, princesa de Gales.

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Las investigaciones en detalle

Investigación judicial francesa (1997–1999)
Dirigida por el juez Hervé Stéphan, la investigación francesa concluyó que Henri Paul fue el único responsable del accidente debido a la conducción bajo los efectos del alcohol y a la velocidad excesiva. Expertos independientes en accidentes y médicos forenses contribuyeron al informe final, que descartó fallos mecánicos o interferencias externas en el vehículo.

Operación Paget (2004–2006)
En respuesta a la continua especulación pública, la Policía Metropolitana del Reino Unido inició la Operación Paget, encabezada por el comisionado Lord Stevens. El informe, de 832 páginas, no halló pruebas que respaldaran las teorías de conspiración. Confirmó que el accidente fue un “trágico suceso” causado por una combinación de exceso de velocidad y conducción bajo los efectos del alcohol.

Abordando la especulación pública
Con el paso de los años, el interés público por la muerte de Diana ha dado lugar a numerosas teorías, muchas de las cuales fueron investigadas y desestimadas por las fuerzas de seguridad. Tanto las investigaciones francesas como las británicas concluyeron que no existía evidencia creíble de un complot o de un daño deliberado.

La persistencia de estas teorías ha sido atribuida por expertos a la magnitud de la fama mundial de Diana, a su complicada relación con la familia real y a la naturaleza repentina y conmocionante de su fallecimiento.

Legado e interés público continuo
La labor humanitaria de Diana sigue influyendo en organizaciones benéficas y grupos de defensa en todo el mundo. Sus hijos, el príncipe William y el príncipe Harry, han hablado públicamente sobre el impacto que tuvo en sus vidas y sobre su trabajo constante para honrar su memoria a través de las causas que ella defendió.

El aniversario de su muerte se conmemora cada año con homenajes desde distintos rincones del mundo, reflejando su influencia perdurable en cuestiones de compasión, empatía y servicio público.

Diana's Public Life, in Photos and Headlines - The New York Times

Conclusión

La muerte de la princesa Diana en 1997 sigue siendo un acontecimiento profundamente emotivo en la historia reciente. Aunque los testimonios personales de quienes la conocieron aportan matices humanos a sus últimos años, los registros oficiales de múltiples investigaciones confirman que su fallecimiento fue consecuencia de un accidente automovilístico a gran velocidad, provocado por la conducción bajo los efectos del alcohol y la falta de uso de cinturones de seguridad.

Su legado como humanitaria y figura pública continúa dando forma al trabajo benéfico e inspirando a personas en todo el mundo. Casi tres décadas después, las lecciones de su vida —y de su prematura partida— siguen siendo parte de un debate permanente sobre la seguridad vial, la ética de los medios de comunicación y la memoria colectiva.